A la hora de proteger tus ojos frente al sol son muchas las opciones que tenemos en el mercado. Pero la mayor duda surge entre las gafas polarizadas y las fotocromáticas, que son dos de los formatos actuales más en boga.
Quienes viajamos en bicicleta sabemos lo importante que es protegernos durante la ruta. Para nuestra cabeza siempre elegimos un casco de calidad, un buen culote para proteger la zona en la que nos sentamos y también añadimos a nuestro equipo unos guantes, para evitar rozaduras y otros problemas en caso de caída. Sin embargo, este equipo no está completo sin añadir al mismo las mejores gafas de ciclismo que podamos encontrar. Unas gafas que no solo evitan el efecto del sol, sino también que los insectos, la suciedad y cualquier fragmento desprendido penetre en nuestros ojos.
Si echamos un vistazo a cualquier comparativa de gafas de ciclismo (en este enlace encuentras varios productos para elegir) veremos cómo hay modelos de todo tipo, aunque la mayoría serán bien fotocromaticos o bien polarizados. Estos dos sistemas son los que están más de moda hoy día y entre los que existe cierta controversia o duda respecto de cuál es más conveniente. Pues bien, para eliminar esas dudas, vamos a analizar cada uno de estos sistemas y dejarte la información necesaria para que tomes una decisión adecuada.
De qué estamos hablando
Para empezar a resolver esta duda, tenemos que saber de qué estamos hablando, para comparar las funciones de ambos productos. Empezando por las gafas de ciclismo polarizadas, hablamos de productos cuyos cristales han recibido un tratamiento especial por el que se encargan de evitar la luz de rebote que podemos percibir reflejada de los objetos. Pensemos que la luz solar que vemos a cada momento procede de dos fuentes: la radiación natural procedente del sol y la luz reflejada en el suelo, los árboles, los edificios y todo lo que tengamos delante.
Esta luz adicional puede deslumbrarnos, tanto por el ángulo con el que incide como por la concentración que puede tener dicha luz en un cierto momento. Un ejemplo sería la luz reflejada en el capó de nuestro coche cuando conducimos. Por eso las gafas de sol polarizadas son idóneas para estos usos. Así que con estas gafas no tenemos que preocuparnos por la luz reflejada a la hora de rodar en bicicleta.
Respecto de las gafas fotocromáticas, estamos hablando de productos que disponen de una tecnología activa y capaz de evolucionar en pocos segundos y adaptar la protección a lo que sea necesario. Esta tecnología se encarga de reaccionar conforme a la cantidad de luz presente en el ambiente y de ir oscureciendo las lentes más o menos según sea necesario. Así pues, si estamos en un día a pleno sol, veremos como las lentes de las gafas están más oscuras que si estamos con las gafas en un día nublado o en una zona en la que no hay sol, donde el producto se aclara. Este sistema activo tiene la ventaja principal de que no veremos un tono siempre oscuro y del mismo nivel como pasa con el resto de gafas de ciclismo del mercado.
Ventajas e inconvenientes
Ya tenemos definidos los sistemas de funcionamiento de estas gafas y ahora es momento de ver sus puntos fuertes y débiles. En el caso de las gafas polarizadas, tenemos la ventaja de no sufrir de reflejos externos y de contar con una protección estable frente al sol, lo que siempre es conveniente. Además, dado que las gafas no cambian de tono como las fotocromáticas, es más fácil ver la cantidad de luz existente en el entorno y adaptar nuestra imagen mental a la misma. Por otra parte, las gafas de ciclismo polarizadas tienden a ser más baratas que las fotocromáticas y se presentan en diferentes niveles de oscurecimiento, tal como pasa con las gafas de sol convencionales.
Sin embargo, este sistema también tiene sus inconvenientes. Dado que estamos eliminando parte de la luz a la hora de proteger la vista, es posible que estas gafas alteren la percepción del entorno y de los colores, lo que debe tenerse en cuenta por los ciclistas de MTB. Es posible que no percibamos realmente un cierto obstáculo o un charco hasta que estemos encima. Por otra parte, las gafas polarizadas tienden a ser más oscuras que las fotocromáticas e incluso que las gafas de ciclismo convencionales, lo que también debe tenerse en cuenta.
Respecto de las gafas de ciclismo fotocromáticas, su principal ventaja es esa capacidad de adaptarse al entorno. Si empezamos nuestra ruta a primera hora de la mañana y acabamos la misma a media mañana, veremos cómo las gafas van ajustando su tono de oscurecimiento y nos protegen con eficacia en cada momento. Además, es habitual que estas gafas incorporen un filtro especial, con el que aumentar el contraste de nuestra visión y ayudar a verlo todo más claro a la hora de rodar.
En el lado negativo, tenemos que hablar del tiempo de reacción de las gafas. Este proceso necesita de algo de tiempo, apenas unos segundos, para que las gafas se ajusten al entorno. Un tiempo reducido pero que puede ser excesivo cuando de rodar en terrenos con muchos cambios de luz se trata, como pasa a los riders de MTB. También tenemos el inconveniente de que estas gafas solo modifican la protección con luz solar directa, así que no sirven para conducir.
Finalmente, de las 4 categorías de lentes solares habituales, es frecuente que las fotocromáticas solo cubran las categorías 1 y 2, frente a las 3 categorías de las polarizadas o las 4 categorías que cubren las gafas convencionales.
Conclusiones
Llegados a este punto, hemos hablado de dos productos o sistemas que, pese a compartir buena parte de sus características técnicas, cuentan con sistemas de protección diferente. Esto provoca que no podamos, ni debamos, aconsejarte un modelo concreto, sino que deberás ser tú quien decida cuál te conviene más conforme a tus gustos y preferencias, tu presupuesto a la hora de comprar las gafas o incluso el tipo de rutas que realices.